viernes, 12 de mayo de 2017

PASEANTE RASGUÑADO

Hace un par de meses había arrancado a hacer un señuelo especialmente pensado para quien es mi mayor compañero de aventuras señueleras: el Gaita.
Cuando le pregunté que tipo de señuelo prefería, no dudó en elegir un paseante.



Así que para ese lado enfoqué en tallado entonces.

Marcamos la madera primero, mejor hacerlo de ambos lados, tratando de que quede lo más simétrico posible.



Y ahora hace falta tiempo, paciencia y un cutter que corte.








Una vez logrado el contorno, ahora hay que rebajar los bordes.



Para eso rebajamos con cutter y después arrancamos con lija nro 80 y vamos achicando hasta 220. Se puede dar con lijas más finas aún. Pero como después va masillado, y la que uso lo deja tan liso que no merece más que eso.

Marcamos los puntos donde queremos que queden las tomas y hacemos la canaleta para poner el alma de acero.



Sellamos bien con la gotita y bicarbonato.



Le puse los triples para probar cómo quedaba en el agua. No hay foto.



Acá también falta alguna foto con la masilla, pero buieno, son varias manos por inmersion.



Y acá todo se complicó, le pregunté a su futuro dueño de que color lo quería, y me dijo que lo sorprenda. Así que arranque por darle un fondo blanco, y pasaron los días y no sabía como darle fin. Volví a insistir, y me volvieron a decir lo mismo, sorprendeme.
Hasta que finalmente apareció algo de inspiración, e imaginé algún pez herido, pero no por cualquier cosa, herido por las garras de un oso. Demasiada imaginación para un señuelo, pero pusimos manos a la obra.





Una vez terminada la pintura, solo quedaría la laca, varias manos de una que es más bien líquida y escurre bien.

Ganchos puestos y proyecto terminado







Costó pero salió nomás. Ahora sólo falta dárselo a su nuevo dueño, que no tiene idea de cómo quedó, ya que lamentablemente no entra al blog.

Espero que les guste.

Saludos, leito.